A menudo perdemos de vista que para conseguir los resultados no sólo hacen falta buenos precios de compra. En un mercado tan competitivo TODO está ligado. Hay que comprar bien, mantener los costes de explotación lo más bajos que sea posible, ser rápidos y ágiles dando respuesta a nuestros clientes pero además hay que ser capaces de reaccionar ante lo inesperado.
Nosotros hemos aprendido que no se puede ganar en todo y que es necesario que nuestros proveedores estén cómodos trabajando con nosotros. Cómodos obviamente con matices: tiene que ser una relación justa para ambas partes, pero sobre todo nos empeñamos en conseguir que nuestros proveedores nos ayuden a recorrer el camino extra que los clientes piden hoy.
Que seamos más rápidos en reaccionar ante un imprevisto depende en buena medida de la buena voluntad y las ganas de ayudar de tus proveedores. A menudo es algo que va mucho más allá de las marcas comerciales y depende de la actitud de las personas. No podemos exigir rendimientos o ayuda más allá de lo que se firma en los contratos, pero sí podemos hacer que las personas con las que trabajamos -y aquí consideramos a los proveedores como una parte clave en nuestro éxito- se involucren y ayuden a hacer cosas que según el contrato no se podrían hacer en ese plazo. Es por ello que nuestra fidelidad con los proveedores no queda en entredicho por unas condiciones económicas. Los acuerdos obviamente se cumplen. Rompemos con un proveedor cuando no conseguimos que entienda nuestra forma de trabajar. Apostamos por los que apuestan por nosotros.
No queremos ganar el último céntimo. Queremos que nuestros proveedores nos ayuden a seguir creciendo a dos dígitos cada año. ¿Nos ayudas?. Antes de llamarnos, pregúntate si puedes hacer algo más que ofrecer un buen precio.