Terminado 2017, toca hacer balance. Ha pasado un año desde el último post. No hay excusas, pero es cierto que no he parado de correr de un lado a otro en 2017. Literalmente, no hemos parado.
Ha sido un año en el que todo el equipo ha echado el resto. Han trabajado como locos y han hecho algo que completa una fase, que cierra un círculo. La empresa ha multiplicado por cinco las ventas en tres años, alcanzando los 4,5 millones de euros vendidos en 2017. Este año hemos vendido en 30 países. Estamos presentes cada vez en más mercados. Las cifras son impresionantes, pero mucho más el trabajo que hay detrás de ellas.
La fase que termina ahora es la primera del aprendizaje, como si fuese el primer ciclo de una carrera. Hemos tenido que aprender literalmente en tres años a pasar de un proyecto familiar de Javier, a un equipo sincronizado, una pyme con vocación global (tal y como suena eso). El otro día lo hablamos en la oficina, tenemos que pasar de ser muy buenos haciendo una tarea determinada a ser como una orquesta, porque cada vez más, el resultado depende de la más débil de las piezas. Si uno falla, fallamos todos.
Así que no tengo nada más importante que hacer hoy que dar las gracias a todos los que han participado en esto. A Javier, Marita, Juan Carlos y Fran, a Carla, a Silvia, a Alejandra, A Ales, a Juan (super Juan), a Paula, a Cira, a Jaime, a Carlos, a Tony. Un tremendo equipo de profesionales. Ahora toca demostrar a qué hemos venido!.
Más madera!