A menudo los planes no funcionan. Yo particularmente no creo en los BP (business plan) hasta que los negocios están estabilizados. Mientras no se tienen las primeras muestras de la respuesta de los consumidores, hacer previsiones de demanda es casi siempre jugar a ser adivinos.
Los negocios estables pueden -y deben- trabajar con planes de negocio, pero hacer sesudos análisis de la capacidad para vender -y atender la demanda- desde una startup, suele ser un brindis al sol. Conozco casos épicos de «muerte por éxito», o de empresas que no han vendido un céntimo pero tienen media docena de directores en plantilla quemando el dinero que han conseguido levantar en una ronda mientras siguen abocados a no vender nada, porque para cuando empiecen a vender, seguirán necesitando como locos capital y tendrán que cerrar, antes de ver los primeros ingresos en el balance.
Nuestra empresa cumple cinco años en el mercado. Ha sido extraordinariamente difícil llegar hasta aquí, en un país en el que la mayoría de las empresas cierra antes de cumplir el 4º año, pero seguimos vivos.
Todo apunta a que este 5º año de vida de nuestra empresa será el que marque el punto de inflexión en nuestro crecimiento. Esperamos aumentar la facturación en 2014 casi un 50% con respecto a 2013, especialmente gracias a la demanda externa.
Nuestro plan hasta ahora era «sobrevivir». No gastar más de lo imprescindible y apalancarnos en nuestras habilidades para comprar bien, atender rápido la demanda del cliente y seguir creciendo. En el futuro el plan será parecido, pero ya con un un histórico de cinco años que nos hará tomar decisiones mucho más objetivas.