No pensaba yo verme así, pero cuando me he querido dar cuenta, mi hijo de dos años tiene ya cuatro dominios comprados para su uso en el futuro. Reservar con tanta antelación los nombres de dominio relacionados con el nombre de un hijo sonaría a locura a la mayoría de mi familia, pero lo cierto es que el coste hoy ya no es una barrera de acceso, aunque tuviera que tenerlos parados durante 20 años, seguiría siendo muy poco dinero.
Ocurre algo parecido con el mercado en el que trabajo ahora, el M2M. Las comunicaciones máquina a máquina globales son una realidad y el coste es tan bajo que nadie debería retrasar un proyecto de toma de datos por pensar en el coste mensual de las sims necesarias. El único requisito es que el valor de los datos que se van a recopilar aporte sentido al coste mensual ridículo de una tarjeta en casi cualquier lugar del mundo.
Si tuviera que apostar mi dinero diría que la siguiente gran burbuja tecnológica llegará en las comunicaciones móviles globales de M2M, donde ni siquiera es fácil estimar el volumen global que llegará a tener el mercado, porque eliminadas las restricciones de precio (ya es tan bajo que apenas es relevante) sólo queda dar lugar a que la imaginación haga el resto.