Desde que hace casi tres años comenzamos nuestra andadura profesional con JG Professional Tools, y hace poco más de 1 año y medio con JG Industrial Power Tools, han ido ocurriendo muchas cosas importantes para nosotros.
1. Un impresionante proceso de aprendizaje contínuo. No creo que pueda detallar todo lo que implica ser empresario en este país, pero desde los aspectos legales, económicos, financieros, fiscales, tecnológicos y de atención al cliente, nuestro perfil profesional nunca volverá a ser el mismo.
2. Una experiencia impactante con respecto a la crisis en España. Sobre todo desde www.todotaladros.com hemos recibido docenas de llamadas de clientes que necesitaban renovar sus herramientas por robo. Pequeñas empresas o autónomos a los que un robo ponía contra las cuerdas y les obligaba a buscar un buen precio para renovar urgentemente parte de sus herramientas, o parte de ellas, han acabado siendo clientes nuestros.
3. Comprender que no tienes que ser el mejor en TODO, sino que atendiendo nichos de mercado que podrían a priori parecer mucho más pequeños, llegas a una especialización que más tarde abrirá otros caminos, y otras puertas: escalada, rescate y espeleología eran a priori mercados que quedaban fuera de cualquier plan de negocio, y que han acabado siendo importantes.
4. Ser capaces de -con nuestros ahorros y nuestra capacidad de financiación- arrancar un proyecto desde cero, sin necesitar socios adicionales, ha sido una experiencia enriquecedora, que nos ha llevado a exprimir las oportunidades y a afinar muchísimo el proceso de decisión de cada nuevo paso. Eso se ha hecho siempre en poco tiempo, y con una idea clara de objetivo a corto plazo dentro de una estrategia a largo plazo. No hemos perdido de vista la estrategia por solucionar desequilibrios puntuales. Quizá hoy podríamos ser más grandes si nos hubiésemos aliado con algún socio más, pero por suerte no nos ha hecho falta.
5. Apoyarnos en los proveedores. Los mismos que al principio nos tomaban de broma, ahora nos apoyan como un socio más. Hay ejemplos asombrosos, que darían para hacer casi un libro de management. En alguno de los casos, nuestros proveedores han sido parte fundamental de nuestros aciertos. En otros (los menos) hemos tenido que reemplazar al proveedor por alguien más competente para acompañar nuestro crecimiento.
6. No tener miedo a contar lo que somos. Somos un par de pequeñas empresas. Tributamos en España. Compramos nuestros productos lo más cerca que podemos de nuestros lugares de residencia (La Coruña y Madrid), y hacemos toda nuestra actividad con una transparencia que sorprende hasta a nuestro asesor fiscal.
7. No asumir que nada es imposible. Nadie apostaría por nosotros hace tres años. Hoy podemos contar que tenemos clientes en tres continentes, y que algunos son tan importantes como la Guardia Civil, La Tesorería general de la Seguridad Social, La Universidad de La Coruña, algunos ayuntamientos, y un buen grupo de pequeñas, medianas y grandes empresas. Pues bien, en este punto les podemos asegurar que para nosotros son tan importantes esas compras como las del autónomo al que le robaron sus herramientas, pero lo cierto es que nos hace ilusión ver que podemos atender a unos y a otros, con los mismos medios y la misma ilusión.
8. Replantear el negocio. Nuestros negocios no son hoy lo mismo que hace tres años. Ni el margen, ni el mercado, ni nuestra empresa es lo mismo. Nos adaptamos, diversificamos y seguimos creciendo. No se trata de ser fiel o no a una idea, sino de tener claro que nos podemos equivocar, y que se pueden mejorar las cosas cada día.
9. Aprender de cada error. Nos hemos equivocado, una y mil veces, pero tenemos claro que eso es de lo que tenemos que aprender, y que tiene que servir para atender mejor mañana a nuestros clientes. Lo hacemos lo mejor que podemos, y sabemos que puede no ser suficiente, por eso ponemos en duda cada proceso y cada gestión, para poder seguir mejorando. Ahorramos en todo lo que no tiene que ver con la atención al cliente.