No es fácil asumir que llega un día en que nuestros programas de gestión se quedan pequeños, y que una empresa necesita un ERP para seguir creciendo. El primer impacto es ¿cuanto me va a costar?. Siendo realistas, una implantación de un ERP cuesta dinero, pero lo normal es que eso se acometa cuando la inversión esté más que justificada, o bien por la necesidad actual, o por las expectativas claras de crecimiento.
La siguiente pregunta es: «¿cuanto me va a costar la infraestructura informática que soporta el ERP?». La respuesta es que dependiendo de si queremos hacer las cosas bien o no, costará una pequeña fortuna, o haremos literalmente un «apaño con dos duros«.
Es aquí donde es frecuente que se generen los problemas que la empresa tendrá en el futuro. Los costes van en tres direcciones: El software (licencias), hardware (máquinas e infraestructura) que necesitamos para montar una instalación de un ERP con garantías, debe ir alojado en buenos servidores, y alojado en una sala convenientemente preparada (aire acondicionado, medidas de seguridad, control de accesos, etc) y por último, pero no menos importante, la consultoría de procesos, que servirá para adaptar la herramienta informática a nuestro escenario real.
Al final, debemos tener bien programado un proyecto en el que el hardware, el software, el backup del modelo de negocio y la continuidad de negocio (BCP) deben quedar aseguradas, pues no debemos olvidar que una vez implantado el ERP, prácticamente toda la gestión de la empresa pivotará sobre ese software. Los costes existen, para qué negarlo, pero llegados a este punto, la combinación de Software, hardware e infraestructura que hemos creado se convierte en parte del core de nuestro negocio.
Una vez instalado este sistema, no seremos capaces de hacer una compra ni una venta sin utilizar el ERP de extremo a extremo y podemos llegar a generar unos costes de oportunidad tremendos en caso de no tener disponible las herramientas para trabajar, llegando incluso a graves repercusiones de tipo legal o fiscal si los datos no llegasen a ser consistentes (inspecciones fiscales, o incluso inconsistencia de almacén).
Yo he escuchado decir «estos sistemas no fallan» en reuniones a personas que saben positivamente que cualquier pieza de las que componen este puzzle se puede ir literalmente al cuerno en el peor momento, así que es crítico disponer de sistemas redundados y de planes de contingencia e incluso planes (mucho más caros) de continuidad de negocio.
Algo tan tonto como un ventilador de 15€ puede tirar abajo (o dejar a medio rendimiento) un servidor de red de 12.000€, así que no tiene sentido pensar que nuestros equipos o el software son infalibles. Podrán ser fiables, pero todos en algún momento acaban fallando.
Es asombroso ver cómo todos vemos algo como algo natural contratar un seguro de automóvil, pero también vemos cómo a menudo empresas sólidas dejan sus datos más críticos literalmente «en manos del destino», confiando en que las cosas no fallarán, no habrá una inundación, ni por supuesto, un incendio o una fuerte tormenta eléctrica.
Por mi trabajo veo a menudo empresas en las que las copias de seguridad están en sitios inseguros, al lado de los servidores, debajo de máquinas de aire acondicionado, o peor aún, no están. Esto siempre ocurre hasta el día que sucede una catástrofe. Ese día se definen planes concretos de actuación para evitar que la historia se repita, y sobre todo para evitar una de las peores situaciones profesionales en las que pueda verse un director de sistemas, la de no poder asegurar que los datos de que dispone son fiables para un ERP o si tiene una copia de seguridad desde donde asumiendo incluso una pérdida de información, poder seguir trabajando.
Prácticamente nunca conseguiremos que un sistema alojado en nuestra propia empresa tenga un entorno tan idóneo como el que tendría en un Data Center. Seguridad, comunicaciones, alimentación eléctrica redundada y auditorías constantes de seguridad son cuestiones muy caras para la mayoría de las empresas, que lejos de poder pagarse TODO lo necesario, se conforman con cierto nivel de tranquilidad. Ese es el nicho de mercado donde se va a desarrollar el futuro de las comunicaciones y TI para empresas en los próximos meses.
Esa es la oportunidad para las empresas que venden servicios de Cloud. La de mejorar la competitividad, la continudidad de negocio y ser parte de los procesos críticos de los clientes a un precio razonable. Esto sólo trata de competitividad. ¿o no?.
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