El pasado jueves asistí a una mesa redonda en la Universidad de A Coruña invitado por Jose Antonio Novo, que fue uno de mis profesores de la Facultad de Económicas de la Universidad de La Coruña.

Que te inviten a contar tu experiencia profesional en el lugar en el que un día te enseñaron es un lujo, pero que lo haga alguien que siempre te trató bien -incluso cuando eras un estudiante más-, es algo realmente fantástico. Si además la invitación viene de un profesor que se preocupa de que sus alumnos tengan experiencias cercanas de emprendedores y empresarios (más allá del powerpoint o la pizarra) y organiza visitas a empresas y charlas con empresarios y emprendedores, se convierte en algo a lo que yo no querría faltar ni de broma.

El motivo fue una mesa redonda con emprendedores organizada dentro del ámbito de la Cátedra de Empresa Familiar de la UDC. Entre los asistentes estaban Carlos Rodriguez Navarrete, una persona muy ligada al ámbito de los emprendedores gallegos, por su trabajo en el ayuntamiento de A Coruña apoyando todo tipo de  iniciativas de creación de empresas,  Rodrigo Cuesta, un coruñés que ha hecho de un proyecto empresarial de nicho (diseño y fabricación de camisetas) un negocio que genera en menos de un año de actividad una facturación estimada anual superior a 1MM de euros, y que se llama GoldStudio, y mención especial -por el potencial enorme de crecimiento que tiene- el proyecto de Diego López, que ha conseguido que su sitio web www.siguetuliga.com llegue a picos de más de 50k visitantes en un sólo día entre las personas que buscan un lugar donde compartir los resultados de sus ligas de fútbol amateur. Un modelo de negocio peculiar, muy de nicho, pero que podría desembocar en algo mucho más grande en poco tiempo.

La experiencia con los alumnos fue muy buena, llama la atención el desequilibrio entre hombres y mujeres. Aproximadamente 10 hombres y cerca de 20 mujeres describen la diferente participación en las aulas de unos y otros.

Por lo demás, una visita más que agradable a la facultad y una oportunidad para ver de primera mano las inquietudes de futuros profesionales formados en la universidad pública gallega. Un par de horas muy bien aprovechadas y una oportunidad más para seguir aprendiendo.

Muchas gracias por esta oportunidad, Jose.

Hay dos frases que me encantan, una es «como no sabían que era imposible, lo hicieron«, y en contraposición, «a quien sólo tiene un martillo, todos sus problemas le parecerán clavos«, o su variante «quien sólo tiene un martillo cree que todos sus problemas se arreglan a martillazos«.

Buena parte de mi trabajo actual en consiste en preguntar a todo el mundo cual es la razón de que las cosas se hagan como inicialmente se hacían. ¿Cual es la razón por la que estamos convencidos de que un procedimiento, sólo por estar ahí es lo más acertado que podemos conseguir para nuestras necesidades actuales?. A mi me gusta pensar que si miramos con inocencia la razón que nos ha llevado a hacer las cosas de una u otra manera, a menudo descubriremos que sólo por «costumbre», o porque «había que hacerlo así, sin más», llegamos a conclusiones equivocadas.

En las empresas pequeñas normalmente esto se arregla en dos minutos. Se pone en contacto a las partes implicadas y se llega a un acuerdo rápidamente. En las empresas grandes, es una auténtica pesadilla.

En primer lugar, hay muchos que se sienten cómodos no planteándose las razones por las cuales las cosas se hacen de una u otra forma. En segundo lugar, buscar alternativas exige conocer de extremo a extremo las tareas a realizar, y muchos sólo quieren conocer en qué medida los procesos o procedimientos afectan a su parcela de trabajo, no al total, ni cómo eso impacta en la experiencia de los proveedores o los clientes.

A nosotros nos gusta más pensar «al revés», y ver cómo serían las cosas si hoy las volviésemos a plantear desde cero. No siempre se puede, pero lo que está claro es que si no hacemos ese ejercicio, no hay forma humana de mejorar. Entre tanto, preferimos dejar el martillo en su cajón y pensar que nada es imposible. Así que lo siento, pero prefiero que no me digan que algo no se puede hacer.